La guía definitiva para iglesia en la comuna del bosque

Sigue siendo aún una “rama” de la Iglesia católica como lo Cuadro antes. En la Presente, las Iglesias Anglicana, Católica Romana, y Griega son cada una de ellas una rama de la Iglesia Universal. Ninguna de ellas tiene derecho exclusivo a llamarse a sí misma la Iglesia Católica. Los defensores de la teoría reconocen, de hecho, que este estado dividido de la Iglesia es anormal. Admiten que los Padres nunca contemplaron la posibilidad de una iglesia Figuraí separada en partes. Pero afirman que circunstancias tales como las que condujeron a este estado de cosas anormal nunca se presentaron durante los primeros siglos de historia eclesiástica.

La sociología define a la Iglesia como un grupo religioso institucionalizado y con vocación universalista.

Hay dos sociedades que son perfectas: la Iglesia y el Estado. El fin del Estado es el bienestar temporal de la comunidad. Indagación hacer efectivas las condiciones que se requieren para que sus miembros sean capaces de alcanzar la ventura temporal. Protege los derechos y promueve los intereses de los individuos y de los grupos de individuos que pertenecen a él. Todas las demás sociedades que pretenden de alguna forma un aceptablemente temporal son necesariamente imperfectas. O bien existen en último término para el acertadamente del propio Estado; o, si su finalidad es el provecho privado de algunos de sus miembros, el Estado debe concederles autorización, y protegerlas en el examen de sus diversas funciones. Si demuestran ser peligrosas para él, puede con Neutralidad disolverlas. La Iglesia igualmente posee las condiciones requeridas para una sociedad perfecta. Es evidente que su finalidad no está subordinada a la de ninguna otra sociedad: pues pretende el bienestar espiritual, la ventura eterna del hombre.

La Iglesia católica actualmente cuenta con misioneros religiosos y laicos de entreambos sexos que realizan de forma regular obras sociales, tanto materiales como de apoyo casto y espiritual.

Las diferencias de clase, de procedencia y de raza, que parece como si debieran ser fatales para cualquier forma de unión, no pueden cortar este vínculo. Une al civilizado y al inculto, al filósofo y al campesino, al rico y al escaso. Todos y cada individuo mantienen las mismas creencias, se unen en las mismas ceremonias religiosas, y reconocen en el sucesor de Pedro al mismo gobernante supremo, lo cual sólo puede ser explicado por un poder sobrenatural. Es una prueba evidente para todas las mentes, incluso las simples e iletradas, de que la Iglesia es una sociedad divina. Sin esta visibilidad formal, se frustraría la finalidad por la que se fundó la Iglesia. Cristo la estableció para ser el medio de salvación de toda la humanidad. Para esta finalidad es esencial que sus afirmaciones sean autentificadas de una modo evidente para todos; en otras palabras, debe ser visible, no meramente como lo son las demás sociedades públicas, sino por ser la sociedad del Hijo de Alá.

Ninguna explicación puntada para razonar este aberración a excepción de la doctrina católica de que la Iglesia no es una sociedad natural sino sobrenatural, que la preservación de su vida recatado depende, no de ninguna clase de la naturaleza humana, sino de la vivificadora presencia del Espíritu Santo. Los principios de reforma católicos y protestantes están en impresionado contraste uno con el otro. Los reformadores católicos han recurrido de una ocasión por todas al modelo establecido frente a ellos en la persona de Cristo y al poder del Espíritu Santo para alentar nueva vida en las almas que Él ha regenerado. Los reformadores protestantes comenzaron su obra con la separación, y por este acto se aislaron a sí mismos del real principio de vida. Por supuesto nadie pretende negar que en las congregaciones protestantes haya habido hombres de grandes virtudes. Hasta Campeóní no es excesivo afirmar que en todos los casos su virtud se nutría de lo que quedaba en ellos de la creencia y praxis católica y no de lo que hubieran recibido del protestantismo como tal.

Las dos sociedades pertenecen a órdenes diferentes. La felicidad temporal a que tiende el Estado no es esencialmente dependiente del bien espiritual que averiguación la Iglesia. La prosperidad material y un detención jerarquía de civilización pueden encontrarse donde no exista la Iglesia. Cada sociedad es suprema en su propio orden. Al mismo tiempo, cada una de ellas contribuye en gran medida al progreso de la otra. La Iglesia no puede atraer a hombres que no tengan algún rudimento de civilización, y cuyo salvaje modo de vida hace inalcanzable el crecimiento honesto. De ahí que, aunque su función no es civilizar sino salvar almas, inclusive Vencedorí cuando llega a tratar con razas salvajes, comienza por buscar comunicarles los instrumentos de la civilización. Por otro lado, el Estado necesita las sanciones sobrenaturales y los motivos espirituales que la Iglesia imprime en sus miembros. Un poder civil sin éstos se fundamenta de guisa insegura.

Hogaño en día, la Iglesia Anglicana forma parte de la emplazamiento Comunión Anglicana, una Nasa Completo de iglesias que comparten tradiciones similares pero son autónomas. Se caracteriza por su comprensión a ciertos cambios que otras confesiones cristianas no han adoptivo de forma generalizada, como:

Incluso los enemigos de la Iglesia se dan cuenta de la santidad de la Culto. Ciertamente, los frutos de santidad no se encuentran en las vidas de todos los hijos de la Iglesia. La voluntad del hombre es atrevido, y aunque Alá dé la Humor, muchos de los que se han unido a la Iglesia por el bautismo hacen poco uso del don. Pero en todas las épocas de la historia eclesiástica ha habido muchos que han ascendido a las sublimes cumbres de la abnegación, del inclinación al hombre y del bienquerencia a Alá. Sólo en la Iglesia Católica se encuentra esta especie de carácter que reconocemos en los santos---en hombres tales como San Francisco Javier, San Vicente de Paul y muchos otros. Fuera de la Iglesia los hombres no buscan tal santidad. Por otra parte, los santos y todos los demás miembros de la Iglesia que han escaso algún categoría de piedad, siempre han estado dispuestos a reconocer que debían todo lo que Bancal bueno en ellos a la Chispa que concede la Iglesia.

La iglesia es el cuerpo de Cristo: todas las personas que aceptan el don de la salvación de Cristo y siguen sus enseñanzas. Es mucho más que un edificio. En la Sagrada escritura, "iglesia" nunca se refiere a un edificio. Siempre se refiere a las personas, las personas que siguen a Dios.

Otros, sostienen que en la Iglesia católica hay muchas normas y prefieren dejarla. Y hay quienes alegan que ellos prefieren confesarse directo con Dios, o que tratan de acomodar los Mandamientos de la Iglesia según su conveniencia.

Es posible confiarse la Iglesia mediante «un acto formal» de defección llamado Apostasía, cumpliendo con la manifestación formal de la voluntad de realizar tal acto ante la autoridad eclesiástica competente.

Una asociación de este tipo es una condición necesaria de la civilización. Un individuo aislado no puede lograr sino poco; escasamente puede cerciorarse el necesario sustento; mucho menos puede encontrar los medios de desarrollar sus talentos superiores mentales y morales. Conforme progresa la civilización, los hombres ingresan en diversas sociedades para el logro de diversos fines. Estas organizaciones son sociedades perfectas o imperfectas. Para que una sociedad sea perfecta, son necesarias dos condiciones:

La doctrina fundamental para la Iglesia católica se encuentra en el credo, que recoge las fórmulas de Certidumbre elaboradas en los primeros concilios de grupo de hermanos la historia.

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